"Si Assange hubiera jugado el juego de los conglomerados de medios de información y se hubiera limitado a la denuncia de violaciones de derechos humanos cometidas por los gobiernos de China, de Rusia y otros países excluyendo a Estados Unidos y sus aliados, hoy no estaría donde está. Cuando WikiLeaks reveló miles de cables secretos entre el Departamento de Estado estadounidense y funcionarios de sus embajadas y consulados, la respuesta inmediata del gobierno de Obama fue la de emplear el poderoso estado y las corporaciones para aniquilar financiera, legal y políticamente a WikiLeaks y a su vocero Assange. Congelaron los fondos de WikiLeaks y la hundieron económicamente.
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WikiLeaks fue como el genio que una vez que salió de la botella, ya no pudo ser controlado: no se limitó a criticar a los chinos y a los europeos del este, sino que cada vez más, se centró en develar los abusos de poder, la tortura, los asesinatos llevados a cabo en nombre de la guerra contra el terrorismo por Estados Unidos, Israel, la OTAN... Ese fue el único delito de WikiLeaks y de Assange". Silvia Arana
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