Existe un motivo esencial: Porque la convivencia es la base de la sociedad y, tal convivencia, no puede estar regida por un juego sucio, sino por un juego limpio, por un ser leal a lo que es o es real; porque la convivencia no puede, asimismo, estar regida por mil reglas, sino por solo unas.
Por ejemplo, en un hormiguero todas las hormigas tienen las mismas reglas -y todo se aproxima a la perfección-, pero no pueden diez hormigas dedicarse a robar y las otras a trabajar, ni cuarenta hormigas dedicarse a desorientar a las demás, ni cuarenta transmitiendo que la comida no existe, etc. Eso es, todas tienen unas mismas reglas, y no cada una se inventa unas distintas para que todo deje de funcionar, ya alejándose cada vez más de la realidad.
TODO LO QUE CONSTRUYE FUNCIONA CON VERDAD Y TODO LO QUE DESTRUYE FUNCIONA CON MENTIRA.
Además, para solucionar cualquier cosa es imprescindible la verdad, para construir algo también, para amar o para entenderse o extenderse la justicia o la paz. En definitiva, para todo lo bueno.