"La ignorancia no es la ausencia pasiva de información sino una mezcla formada por datos, datos incompletos, datos acerca de cosas irrelevantes, expectativas irrealistas, conocimiento fragmentado, categorías rígidas así como dicotomías erróneas."
R. Levins
Esa es la ignorancia -aunque haya muchas escuelas o aunque haya mucha riqueza-. Es la incapacidad para conseguir un conocimiento no contagiado de malinformación y para utilizar un conocimiento. Por eso, una tribu del Amazonas -que respeta la tierra y convive en paz-, en tal coherencia, es objetivamente menos ignorante que España por ejemplo.
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Lo que cuenta es lo que les inculcan -a robotización- con el ruido mediático; si una persona ya demuestra, ya no tiene eso dignidad; si está toda la vida esforzándose racionalmente, ya no tiene eso dignidad; si se sacrifica mucho por cumplir siempre la ética -con los recursos y el valor que supone-, ya no tiene eso dignidad. Es decir, es el mismo método que le aplicaron a Jesucristo o a Galileo. Pero... ellos no se dan cuenta; ¿y de qué?, ¿qué se puede esperar si el ruido es solo lo que les vale?
¿Qué es un conocimiento contagiado de malinformación? O bien es un conocimiento mal construido -incoherente o con prejuicios- o bien es un conocimiento interesado -que se mueve o se hace sólo por intereses-. El conocimiento interesado -siendo pura falsedad- es lamentablemente una falsedad duradera -ya mientras dure la corriente social o científica que lo impone-
2 comentarios:
Un indígena no tiene por qué demostrar que es un indígena, un negro (es decir, de raza negra lo mismo que existe la raza blanca, sin desprecios) no tiene por qué demostrar que es un negro (igualmente una mujer, un niño, una persona sensible, etc.); entonces es la sociedad la que debe reconocer eso (la verdad la mayoría de las veces se ha de aceptar, de respetar éticamente sin ningún reproche), ser tolerante con eso porque exista una mínima dignidad: reconocer que, por poseer ciertas capacidades inevitables, nadie es condenable.
No puede haber presión política o institucional sobre el conocimiento. A ver, el conocimiento no pertenece a alguna institución (en este sentido, ni siquiera el amor, la esperanza o, ni mucho menos, la justicia).Y, porque eso es evidente, en consecuencia ninguna institución tiene el derecho ético o disciplinario para instrumentalizar el conocer ya sea censurando o ya sea dando de antemano como no válido el adquirido por otras instituciones o, en dignidad, el de cualquier ser humano que lo decidiera adquirir de la forma más libre e independiente.
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