El respeto es consentimiento ilimitado e incondicional de eso: complicidad, anulación de la evaluación ética -que es libre y crítica-. El respeto en ese contexto es consubstancial a la obediencia: la norma no se ama, sino se obedece; y lo establecido no se ama, sino se obedece. Entonces, si quieres respetar lo establecido de ellos, pues has de obedecer lo establecido, si no, no lo respetas. Es decir, directamente te inculcan o "te obligan culturalmente" a la obediencia a través del respeto.
Más claro, a todo poder no lo pone en riesgo o en peligro el que lo amen o no le amen, el que lo respeten con amor o no, sino únicamente que no lo obedezcan. Por eso el respeto inculcado durante toda la historia por cualquier poder es un respeto consubstancial a la OBEDIENCIA. O sea, es un "respeto dirigido" y no libre -algo contraproducente al bien, que ha de ser voluntariamente y decidido desde el interior o del alma de una forma plenamente libre: decidido por ti-. 22 de junio de 2012
TELECINCO halaga y sobreprotege constantemente la crueldad del tauromaltrato (y para disimular hace otras campañas para no maltratar, cuando lo que en demostración hace es: maltratar
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