Pues bien, estando esa coherencia formada de valores éticos (justicia, generosidad, paz, libertad, etc.), un valor ético por sí mismo, y aun sobrevalorado, no es eficaz como valor ético -o, realmente, en el contexto de lo ético en general, no es... un valor-. Sí, además es siempre imprescindible una madurez, conciencia o capacidad en una aplicación coherente o nunca en algo contradictoria.
Por ejemplo: Si la persona X, por generosidad, da mil millones de euros a unos que ya "son ricos", esa generosidad es una generosidad

Eso es precisamente lo que pasa; que, por conveniencia, por ceguedad, por alinearse demasiado a grupos, a tradiciones, a gustos, a líneas aisladas, a "bandadas" provocadas por un/a político/a "de ocurrencias", tal coherencia es IMPOSIBLE. Pero, ¡ah!, por orgullos, por testarudeces mediáticas, por soberbias, por interesados positivismos siempre ahí RESALTAN un valor, con el "hemos hecho al menos eso" (amparando al mismo tiempo contradictoriamente a sinrazones, al mal); ¡eso!, ¡sí!, pero de lo inútil, de una eficacia gravemente malatendida por incapacidad o insensatez ética. Lo que es una INCAPACIDAD de APLICACIÓN COHERENTE o ineptitud en realizar bien o éticamente el mismo deber ético.
Por ello, no se puede tener solo valores éticos sino, además, unos principios éticos y una SENSATEZ en su aplicación.