Todo ser vivo ha de conocer obligatoriamente la realidad para ADAPTARSE A ELLA; y, como ocurre -como resultado- que todos HAN ESTADO existiendo en el medio, todos se han

Ahora bien, está ahí la SINGULARIDAD de ese conocer la realidad, cada ser vivo, cada ser humano, tiene esa singularidad que le es... propia; pero ¡nunca! se ha de hablar -porque conllevaría confundir- de PUNTOS -del conocer-, ¡no!, en cuanto que posee el conocer en sí mismo -el logrado, el que le corresponde-, no una parte.
La mayoría de los científicos o de los intelectuales COMETEN ESE GRAVE ERROR. Un ser vivo no tiene un punto -una parte- del conocimiento -puesto que eso significaría que el conocimiento -un total- es algo extrapolable a ellos mismos, o sea, ajeno-, sino plenamente tiene SU PROPIO CONOCIMIENTO, sea cual sea. Más claro, un ser vivo no tiene un punto -una parte- de la vida, sino tiene absolutamente la vida; es decir, la vida le es propia a él totalmente, con su singuralidad -con su denominación de origen-. Un ser vivo no tiene un punto -una parte- del conocer, sino tiene absolutamente el conocer; es decir, el conocer le es propio a él totalmente, con su singularidad.
Por otra parte -y en un contexto muy contrario o distinto-, están los seres vivos que hacen cultura, que hacen emociones -y cada uno a su capricho y a su interés-; sin embargo, esto es UN AÑADIDO a lo esencial que he explicado, es decir, que muchas veces a la hora de comunicar cada uno se inclina a sobrevalorar y a inflavalorar ciertas cosas en función de sus emociones.