sábado, 28 de septiembre de 2013

GENOCIDAS ESPAÑOLES DE LA COMUNICACIÓN

Todo genocidio se ha hecho a través de los medios de comunicación (la propaganda a la alineación nazi, la inducción a matanzas en Uganda, la exaltación nacional-excluyente en otras persecuciones genocidas, etc.); por lo cual son instrumentos esenciales para que se realicen las diferentes variantes del genocidio (exterminar a una parte humana de otra condición natural o ideológica).
Claro, se presentan como instrumentos de "comunicación" pero, precisamente, la comunicación racional o ética brilla por su ausencia o desprecio o está perseguida  y, por eso, se va desarrollando cada vez más una comunicación en evidencia cínica y perversa en machacar la capacidad de conciencia -revestida de buenismo por estrategia- que siempre llega a la misma meta: a la irracionalidad. ¿Qué han hecho miles y miles y miles de medios de comunicación para evitar -enseñando sensatez y cautela- la crisis? Pues... ¡nada! ¿Y para evitar grandes catástrofes del cambio climático? Pues... ¡nada!
Cierto, son un instrumento de PUBLICIDAD, SOBREPROTECCIÓN E IMPOSICIÓN DE INTERESES, pero no de racionalidad; porque impiden radical o totalmente la racionalidad.
Sí, un arma es un  instrumento que no siempre se utiliza para matar pero, lo que es seguro, es que no se utiliza nunca para no matar: para la racionalización. Y algo así les ocurre a ellos que, por impedir racionalidad, la consecuencia segura es... irracionalidad -caldo de cultivo de una persecución o exterminio cualquiera-. El llevar a la extrema pobreza a muchos en el mundo es, objetivamente, un exterminio o el claro resultado de las acciones que se hacen
Delincuencias de reincidencia crónica
Ya, en la era digital, todos los antiéticos tienen su cadena televisiva; los que no tienen poder no, los indígenas que tan desprotegidos están no, los millones que viven en la miseria no, los que son ninguneados y pisoteados todos los días no, los que reclaman lo que les han robado tras pagar tanta hipoteca y quedarse -al final- sin dinero sudado y sin casa no, los niños prostituidos no, las grandes víctimas de la guerra no, sino únicamente los que tienen algún poder (dinero, secta, grupo amplio de fanáticos o de locos, un periódico de riquetes, los que son respaldados por recursos públicos, por integrismos religiosos, por bancos, por multinacionales, etc.). Y lo peor es que, el cien por cien de lo que dicen, es mentira total; o sea, precisamente lo que ellos llaman: "verdad" (ya llenísima de buenamierda para que así lo parezca).