lunes, 17 de abril de 2017

Muchos tienen las manos atadas (la capacidad racional restringida) para dirigirse a la verdad en cuanto ya tienen un compromiso afectivo, obligatoriedad o deber con alguien; asimismo, en cuanto obedecen a una línea marcada o protagonismo social (que siempre es adquirido adoctrinadamente o interesado, nunca racional); y asimismo en cuanto hay una oportunidad de egolatría hacia la sobreprotección o autoprotección, sí, se busca el paraguas de un poder o se hace el "peloteo" para conseguirlo.
.
Entonces, ahí, la razón no tiene entrada o permiso ante esa condicionalidad o cerrazón y, de seguido, es limitada con todo tipo de truco, demagogia, frivolidad, burla, excusa o maquillaje.


Los síntomas de eso que se verifican con más rapidez son:
- Se hace una vista gorda -un dejar pasar o consentimiento- muy de prisa sobre las injusticias.
- Se halaga con demasiada frecuencia para evitar el sentido crítico o la verdad que siempre incomoda (lameculismo).
- Se grita mucho, se hablan de muchos temas a la vez, se le dan entrada a los chistes o a las tonterías o a la espectacularidad para que se dirija todo hacia la confusión  (porque prevalezca un idiotismo en la competencia o en el mismo pueblo)
Nada debe costar la verdad; ninguna imagen de algo, tradición o defensa social debe costar la verdad para que la dirección sea lo falso con mucho maquillaje. Y se empezaría a corromper la misma ética.
El bien hay que hacerlo, nunca está ya hechoEl bien (de proteger al mismo bien: de quitar confusiones o, también, de desmontar el porque sí de tradiciones injustas y los prejuicios que destruyen los cimientos del mismo bien) te lo han hecho ya otros y, así, te lo encuentras ya hecho (solo queda por agradecer si tienes valor y alma)
Además, el que hizo el bien jamás puso excusas al hacerlo ni miedos (en cambio, tú sí todos los días); ni jamás puso excusas a la impotencia, falta de recursos y cansancios por la verdad y por el valor para no ser un cobarde que respeta, cede y se arrodilla ante el poder del mal
El bien y la verdad necesitan valentía, para no ceder a la sinrazón o a cualquier porque  dictador o fanático, no respetado arrodillamiento de miserable obediente, no cobardía.
Cuando la gente ayuda a la sinrazón (a los que confunden, a los que manipulan, a tanto pedante que no aporta nada, a vividores a costa del sudor del otro, a frívolos que ningunean las injusticias, a oportunistas que no demuestran nada, etc.), YA HAY MÁS SINRAZÓN EN EL MUNDO Y MENOS BIEN, MENOS CONSTRUCTIVIDAD O APORTACIÓN DEMOSTRADA DE BIENQue no diga nadie que no es responsable de eso, no, nunca, que no es responsable de la realidad, ésa precisamente que heredarán todos y sus hijos (lo peor es que siguen y siguen ayudando a la sinrazón y, luego, se convencen a autoengaño o a egoísmo de que es eso algo ético).

El que pisotea los derechos humanos puede, algún día, darse cuenta de su error y ya no pisotearlos (porque tenía unos valores equivocados) pero, el que anula o se burla de los derechos humanos, nunca se dará cuenta de nada (porque no tiene valores, aplica vacío ético o el inventarse un bien él a sinrazón instalándolo a pillería). Esto último les ocurre a muchos ahora