martes, 4 de octubre de 2011

No hay en la televisión participación real. A la gente se le pide la opinión para saber si están sintonizando este u otro canal. Ese es el único feedback posible. En sus inicios, la señal de televisión estaba sujeta a una institución universitaria. Pero luego se abrió para que cualquier privado pudiese emitir lo que se le ocurriera. Por eso es complejo, porque evidentemente el periodismo que se hace en televisión está sujeto a los intereses comerciales del canal. Luego está al servicio de una determinada orientación política enmascarada, lo que significa además, con las técnicas modernas, la posibilidad que se expresen voces diferentes para dar la sensación de objetividad. Muy norteamericano por lo demás. Entonces, el hecho de que haya voces disidentes, toleradas en cuanto a volumen, es una necesidad para ellos, porque así reflejan una supuesta realidad. Pero cuando se trata de temas trascendentales para el sistema, esa objetividad desaparece, porque nunca existió. Siempre fue una ficción”. José Miguel Varas (Chileno. Crítico de Comunicación y Premio Nacional de Literatura).