jueves, 4 de marzo de 2010

"La naturaleza es la influencia que recibimos genéticamente, cosas tan difíciles como respirar cuando se duerme. Pero hay otra información que llega no por los genes sino por el aprendizaje social: la imitación, el ensayo y el error".
-----------------------------Jesús Mosterín

Los extremistas, los fanáticos, los intolerantes, los violentos del imponer una ideología o una religiosidad por la fuerza -o sea, con reacción de represalias o con condenas arbitrarias eternas- siempre buscan un truco o un punto débil con el cual atacar a la democracia, a la libertad, al "deja decidir mi vida", o a la tolerancia. Uno de esos trucos es el utilizar que existe por donde sea "libertinaje" -para franquear o desvirtuar al centro de todos valores democráticos que es la libertad-; y, de tal manera, que ya por esa vía o truco todo les puede parecer o ser "libertinaje", según sus conveniencias, para defender o proteger uno u otro "de sus extremos".
Pero, contra eso y en responsabilidad, todo ciudadano, toda institución democrática lo que debe defender como primero es la existencia de la libertad; y de que, de ahí, se pase a otra cosa por una u otra depravación, eso ya es sólo un asunto de educación y de decisión personal o, bien, de convencimiento, es decir, de promover educativamente y mediáticamente -en libertad- una justa conciencia social.
La autoridad moral es lo único que ha sido una constante "civilizadora" -de corrección y de progreso- durante todos los tiempos; pues, ésta, siempre se ha utilizado en cualquier manifestación racional, intelectiva o ética.
La Biblia, en realidad, está hecha desde un decir de autoridad moral y, por eso, es a su vez una amplia muestra legítima y bien justificada de comparaciones (de metáforas, de alegorías, de parábolas, etc.).
Por ello, es la comparación LO ÚNICO importante que no ha dejado de serlo para que se avance mediante un equipararse -por ser un seguimiento de reprobación- a unos modelos, a unas ejemplaridades que siempre tuvieron la autoridad moral -necesaria sólo por ser ejercida o practicada- frente a los que no, porque... tenían en contra los hechos y la carencia de esfuerzos.
Así es, una madre, a la que le han asesinado su hijo unos terroristas, suele llamarlos indignadamente a esos "como ratas", "como bestias" y sólo porque, sencillamente, ella tiene todo el peso de la autoridad del mundo para... hacerlo. Otro, que nunca roba, frente a ése que se lo ha robado todo, de igual forma; otro, que nunca maltrata a un animal, frente a ése que maltrata y sigue maltratando impunemente y, además, cínicamente.
Pues, los que no hacen ciertos hechos reprobables, y son víctimas de esos hechos, y no reciben beneficios de esos hechos -y sí censuras y linchamientos- con tantos esfuerzos suyos puestos en riesgo, tienen siempre la autoridad moral porque se practique y, además, es su obligación o responsabilidad ética o social el que lo hagan.
www.aporrea.org/actualidad/n17017.html
El maltrato a los animales es una injusticia y la ablación del clítoris es otra injusticia (cada una con la gravedad subjetiva que cada cual decida libremente, que para eso hay libertad de pensar y de expresión); ahora bien, las dos tienen la misma causa objetiva: la tradicionalidad y el consentimiento estatal. Por ello, se deben obligatoriamente -en el contexto de la sensatez, del análisis, de la ciencia...- que comparar, porque tienen la misma causa -o relación causal-.
Medios de comunicación españoles no sólo justifican -algo que objetivamente lo descalifican en un máximo cinismo- sino, además, demuestra en ellos una complicidad e impunidad; claro, esto sostenido sólo en hechos -que es lo único que ahí cuenta-, no en palabras -más o menos subjetivas- que es en lo que se les puede demostrar a otros.