viernes, 17 de mayo de 2013

DEL “A TODA COSTA”, JUSTO LO CONTRARIO DE MI CONDICIÓN

En coherencia -demostrada con todos mis hechos-, “a ninguna costa” he defendido siempre algo no ético, lo que va en contra de unos principios éticos.
Como base, el que practica “el todo vale” o el “a toda costa” no tiene capacidad de la renuncia (y, por mi parte, son incontables renuncias las que realizo día tras día), se vale de lo injustificable éticamente en lo objetivo (algo que no me lo pueden demostrar), se beneficia de la sistemática adulación o del consentimiento (justo lo contrario de lo que se evidencia en mí), recurre a la censura o la intolerancia (y yo no censuro a nada en su mínima dignidad) y se adueña -para ostentar poder- de todo medio o recurso público sin reticencias en su codicia (y, por mi parte, son únicamente recursos míos, de mi naturaleza o de mi condición, los que utilizo).

Bien, muchos sí, en España, viven a costa de cientos de recursos públicos (y ese enriquecimiento, sin ningún escrúpulo, de la la especulación inmobiliaria a costa de los más débiles -claro, inmigrantes la mayoría-, no se ha dado en ningún lugar del mundo), a costa de la mentira, del uso de datos privados y de esfuerzos de los demás, del no tolerar cualquier libre de expresión y a costa del favoretismo -o del tráfico de influencias-.
Al que nada se le da, ahí, primero lo que científicamente se puede probar es que, el portador de esa nada conseguida, no ha aplicado el “a toda costa”.
Otro asunto
Existen enlaces en Internet -de hace tiempo de foros, que se han elegido "entre tantos mejores o más llenos de contenido"- que me denigran, que no son publicables pero que se utilizan como publicables dictaduramente, "a la fuerza" y -ganando algunos- en alusión -de daño- siempre para mí.