martes, 18 de mayo de 2010

Un actuar con ventajas o un decidir con ventajas no favoreciendo que el "otro" también las tenga es siempre un GANAR HUMILLANDO -lo que enraíza una carencia total de ética, sí, ganar a pisoteo, a influencias y a imposición-. Es lo que ocurre en los intelectuales españoles, dejados a ésa humillación de actitud -en astucia o en pillería- y, sobre todo, de hechos (a Bécquer lo humillaron, a Cernuda lo humillaron, a Colón lo humillaron, a Machado lo humillaron, a Miguel de Molina lo humillaron, a Lorca lo humillaron, a Larra lo humillaron o a todo el que sobresalía en ética).

¿Qué pensadores, sabios...?, ¿qué filosofía se ha permitido en España?, pues... nada, ¡nada han permitido!, sino linchamiento a todo el que de verdad sintiera y pensara.
Toda desconsideración del "valor" de un ser humano, de sus convicciones, de sus esfuerzos realizados, de sus méritos por aportar soluciones con recursos propios, de su manera de ser, etc., es siempre HUMILLACIÓN. Algo que es muy habitual; pero, siempre, por los que pueden realizarla al poseer -o estar a expensas o con- los poderes fácticos.