domingo, 12 de diciembre de 2010

Tal medio de comunicación, cualquiera, SE CREE que es el único que no manipula; tal gobierno, cualquiera, SE CREE que todo lo hace bien y, así, mantiene todos los errores tal como están; tales intelectuales, unos y otros, demasiados, SE CREEN que están "construyendo", que ellos son los únicos y "positivos", etc. -y en eso utilizan tanta manipulación- pero, en claro, hacen todo lo contrario, exactamente TODO LO CONTRARIO.Porque, en probación, sólo se respeta por medio de las reglas de la racionalidad, y sólo no se tiene el prejucio por medio y a través de las reglas de la racionalidad (que son: el permitir la contraargumentación y el reconocer la argumentación que aún no ha sido rebatida), ¡cumpliéndolas! Ahí, ahí únicamente está lo objetivo, lo demás son trucos de unos o de otros.

No, nunca puede decir alguien que "respeta" al mismo tiempo que no permite y no reconoce racionalidad -pues mentiría objetivamente-; no, nunca puede decir alguien que "no está en el prejuicio" cuando, en realidad, no está situándose con rigor en la racionalidad o en sus reglas, e inevitablemente... prejuzga -pues prejucio es, de antemano, un prescindir de juicio racional y de sus reglas-.
Como anteriormente indicaba: El gobierno chino se cree que está en la razón, los islamistas se creen que tienen la razón, los que están podridos hasta la médula -y salen en televisión todos los días para disimular- se creen que tienen la razón pero, como tienen poder e influencias, IMPONEN eso, los que roban y roban se creen que tienen la razón, los partidarios de tal capricho o pedantería de poder también, etc. Lo que ocurre es que el que tiene más terreno manipulado a un máximo poder -o con usurpación de recursos- gana; o sea, la sociedad paradójicamente siempre ayuda a que siempre gane... ése.
Estados Unidos es EL MERCADO (la venta rentable de toda la droga) y, parte de México y de Centroamérica, tal multitud de organizaciones que se sostienen o se enriquecen por traficar con su producto de venta (corrompiendo o replegando a los posibles gobiernos sin "orientación" a su vez).

domingo, 28 de noviembre de 2010

lunes, 22 de noviembre de 2010

Resistir luchando por la verdad contra "lo que la impide" -en el contexto de las intenciones o de lo volitivo, siendo algo que, en desprotección, requiere el máximo sacrificio y valor- es la única dignidad -que nadie responsablemente puede eludir-. Ése es un resistir al que siempre debilitan o hacen que pierda tantos desconocimientos, prejuicios, intereses parciales y sus poderes.

sábado, 20 de noviembre de 2010

martes, 16 de noviembre de 2010

JUANITO EL MENDRUGÓN

-----------------------------------------Ediciones “El Cabezazo Nacional

Juanito el Mendrugón, era una persona sencilla, buenizota, sí y sí, como uno cualquiera que en buenaventuranza conlleva la sociedad, era incluso listete –ya sabía contar hasta doce menos once–, y en su pueblo todos lo querían como a un tesoro; motivo por el cual, un buen día –sin que se aproximara alguna malhechora tormenta– lo nombraron alcalde, ni más ni menos.
A todo le daba un rápido arreglo animando a que no pasaba nada –hasta que pasaba– y empezando de nuevo sin volver hacia atrás –aunque no sabía desde dónde–; empero, ¡era tanto su entusiasmo! que conquistó ingente aprobación y renombre en... otros pueblos.
Entonces, los medios de comunicación recibieron todo su eco y lo arrastraron con satisfacción a sus emisiones con sus buenos aposentos, allí él decía y decía para la gran masa:
– “Si se fusilan en tal sitio personas, ahora están MEJOR porque, si antes se fusilaban cien, ahora sólo dos o tres; por lo tanto están mejor, ha mejorado la situación, es evidente” (así lo zanjaba todo, con ese “mejor” tan simple y demagógico). A lo que le replicó una voz de la conciencia, venida de un sabio niñito –con apenas unos tres años– que se encontraba en el presencial público:
– “No digas mendruguerías porque, si a una mujer su esposo le pegaba cien palos y ahora sólo dos o tres, la situación para ella, en evidencia, debería haber mejorado; no obstante, no es así y no hay nada más lejos de la realidad. Pues lo grave es que, algo, sigue ocurriendo como un cáncer que se puede agrandar a la primera oportunidad, ese es el caso de la esclavitud, pero ya no es el caso del derecho de pernada, por ejemplo; eso es, sin confusiones, lo grave no puede tener... ni una justificación, que para eso la sociedad sólo avanza”.
(Pero, lamentablemente, los responsables de aquella emisora de radio acusaron a aquel inocente niñito de agresivo, de maleducado e injurioso, claro, estaba con razón en contra de aquella eminencia tan admirada de tontaina -podríamos decir-, tipo de admiración que hoy en día predomina sobre todo lo demás.)
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Al tontaina, después, le dieron el premio Nobel y, al niñito, lo fusilaron.

lunes, 15 de noviembre de 2010

jueves, 11 de noviembre de 2010

¿QUÉ ES LA CRÍTICA RACIONAL?

El razonar implica decir –porque se ha de decir o comunicar– dos efectos: el decirte que has hecho algo correcto (el enamorarte de tu esposa) o el decirte que has hecho algo mal (el maltratarla después); por lo tanto, el realizar la razón tan sólo significa ADVERTIR el acierto y también el error (y el decirlo guste o no, eso, he ahí la... crítica: capacidad de discernir).

La crítica racional, el advertir errores y defectos –discernidos de lo correcto–, nunca se construye –se prepara- al gusto o al interés parcial –o sea, no es un eludir algo o un adornar–, sino exige que no se cometa más cierto error no descontando que, por haberlo ya hecho, se ha de aplicar las correspondientes leyes o punición ética.

Así es, la crítica o la autocrítica únicamente detiene a lo que es el error; pero cualquier error, uno u otro, puede “salirse con la suya” con el apoyo de muchos aliados (costumbres, poder de alineaciones interesadas, condescendencias, etc.), entonces, el razonar ético debe ser sin miedos contundentemente crítico incluso en eso, no respetando “tal como es” a esa costumbre –o a ese error– en concreto o nunca cediendo a sinrazón ante ella, lo que sería otro error sobre el respeto mismo.

En claro, no vale ese sucio “Hazme una crítica de que maltrato a mi esposa, pero con educación y respeto, con ese... gustillo, ya teniendo a mi favor de que eso está bien visto en mi pueblo” y sí vale, en protección, en autoprotección y en coherencia, las descalificaciones que son propias de ese hecho además coercitivo a la correcta exigencia ética.

martes, 2 de noviembre de 2010

lunes, 1 de noviembre de 2010

EL PREJUICIO Y LA DUDA

La “determinación genética” no duda, ni los sentidos dudan (si huele físicamente “a algo” es que huele “a algo”, y ese sentimiento lo transmite el olfato al cerebro de una manera implacable, “tal como se siente”, con prioridad a una evocación cultural), ni un acto reflejo duda jamás, ni aun “tu consecuente observar o tu atender el peligro próximo” (es decir, tu vigilia en la realidad por tu supervivencia no duda). Ahí, porque sencillamente no existe, no es necesaria la duda.
Además, cualquier animal –primariamente– no duda, sino reacciona ante hechos de agresividad y de convivencia, y ya sabe de forma objetiva cuáles son –sin dudarlos–. Digamos, con seriedad, que todo ser vivo sólo da una respuesta a cómo es el medio y, que tal respuesta, nunca duda en cómo es el medio; esto es, “el medio se lo ha aprehendido por funcionar él también como medio”, pues él es componente del medio –y por eso “lo sabe”–, no más.

Entonces, ¿qué duda?
Los seres humanos han evolucionado hacia una dicotomía gnoseológica “por un interés social o por un interés de trascendencia”, prejuzgando muchos aspectos de su realidad misma o, en claro, formando prejuicios que le sirven socialmente, que le interesan. Así, conlleva un prejuicio y, por defenderlo, ha de dudar por obligado en cuanto que, la duda, sólo lo puede hacer y justificar.

Veamos como se creó la duda:
Se dudó de que un ser humano fuese sólo un ser humano y, por ello, se consideró “algo más”, se consideró un dios..., ¡ya se creó el prejuicio y la duda junto al prejuicio! A partir de ahí “ya todo no es lo que es, sino es algo más” y se sumaron prejuicios y prejuicios hasta formar un entramado de prejuicios con sus correspondientes dudas (el dudar que eso sea eso o aquello sea aquello).

Objetivamente, este procedimiento, es un desequilibrio con respecto a lo natural o con respecto al medio pero, a tal extremo ha llegado, que gran parte de la ciencia está contaminada o es acientífica; sobre todo la que es institucional o corporativa. Sí, no nos engañemos, la esencia de lo científico es el sólo demostrar, el reconocer “lo demostrado sea quien sea”, y ¡jamás! por otra condición, por... un corporativismo –aunque éste se puede añadir a esa prioridad o cuando se cumple rigurosamente esa prioridad–.
Entiéndase, la predeterminación irracional para concebir el conocimiento o lo racional radica en que, con tantos prejuicios, “se duda que la realidad sea la realidad” y, así, todo es válido.

Lo explicaré mejor, los seres humanos –en sociedad– han evolucionado sólo porque cada uno –tú, ése o aquél– tiene unos intereses que se proyectan hacia todo y hacia los demás; pero, esos, le crean una dependencia de desconfianza crónica en la totalidad de sus decisiones: él te ama “a condición de”, él te apoya “a condición de”, él te sigue “a condición de”, etc., con una gran elaboración de dudas y de sospechas –porque su decisión sea segura, ya que hay una búsqueda obsesiva de la seguridad– únicamente por defender a ultranza sus intereses (y es eso una “tendencia egosocial” adquirida a través de las costumbres del prejuicio y a través de valores del proselitismo y, por tal, siempre maniqueos en “ése es de los míos” o “de los no míos”).

Galileo hizo exactamente lo contrario, “salirse de ese corporativismo seudo-racional” y obedecer sólo a lo que se demuestra sea quien sea, aparcar todos los intereses y verificar –nada más que con reglas racionales– que aquello es aquello, sí, por unas diferencias efectuadas. La razón te obliga porque es tu naturaleza, inesquivablemente, a concebir que tú eres un ser humano y ése también es un ser humano; aunque, con trucos, puedes guiarte ya por intereses –y no aparcarlos– para... desequilibrar lo que eres.

Y, por último, porque ya la razón tiene enfrente eso, los prejuicios –como obstáculo extrarracional –, ha de evitarlos –claro, dudándolos, y con una “duda racional”–.

José Repiso Moyano
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domingo, 24 de octubre de 2010

ME REPUGNAN VUESTROS "BUENOS"

Ante tanta hipocresía y falsedad sólo dependiendo de los todopoderosos hilos de la IMAGEN y de la PALABRERÍA (donde se apoya hasta el último de los que manipulan), prefiero "las personas malas" pero siempre haciendo hechos buenos con estricta honradez que, "las personas buenas", pero a costa del desvergonzado chovinismo -de "alma vendida" o incondicional- y del buen papel de teatro (esencialmente determinado en la pasividad y en la conveniencia, dejando pasar -sin contraposición activa o responsable o ética o ya "de verdad" o "de corazón"- una u otra injusticia); sí, esos buenistas que sólo calientan la cama a los elogios y al "me trae cuenta", esos del imprescindible escenario especulado más siempre publicitado, de la imparable vanidad, de la inevitable máscara y, en mentira total, de lo mediático; sí, esos que únicamente piensan en ellos, en sí mismos, por sus egolatrías, por sus grandes y pequeñas mentiras rentables y por sus sinrazones impuestas -sin un ápice ni rastro de ética- pero, además, por sus juegos sucios moviendo o preparando influencias para tener poder o para recibir premios, por sus ligerezas bien montadas, por sus libros (que dicen que a miles son buenos, ¡ya!, ¡qué mal dejan a Cervantes con apenas uno!, ¿no será que toda imposición -claro, puesto que no permiten otra cosa- les conviene para aligerar negocio a costa del sufrimiento y de la dignidad de los demás), y también, por último, por sus grupos "de amiguismo o de poder" (pero ¿cuándo Darwin tuvo un grupo mediático-peloteísta para sustentar su razón en eso?; él, a lo que se dedicó es al... saber, y demostrando, ¡eso ya sí es, a total honradez, ética!).
Buenos, con esos montajes mafiosos y astucias, nunca lo son; pero, destructivamente -para los valores éticos y, objetivamente, alimentando los mecanismos de la injusticia- son capaces de parecerlos, jugando así con el mundo para sus exclusivos beneficios.

martes, 19 de octubre de 2010

EL PUEBLO QUE SE ESCONDÍA DE SÍ MISMO


Había un pueblo como son todos los pueblos del mundo: con cierta vecindad que se llevaba bien y otra que no, con sus costumbres, con sus rutinas y, también, con un progreso o madurez cultural conseguida. Ese pueblo funcionaba, como he dicho, mínimamente como cualquier otro pueblo pero, unos años antes, casi la mitad de sus conciudadanos habían ajusticiado por linchamiento a un niño homosexual y lo habían enterrado en una cuneta, debido sólo a una concepción religiosa muy errónea que a él lo consideraba “poseído por el diablo” o... maldito. Eso, claro, creó una confrontación de enemistad con la otra mitad que no estaba de acuerdo y se vivieron años, la verdad, muy conflictivos; sin embargo, como los que habían cometido esa barbarie, precisamente eran los que poseían los poderes fácticos, “la vida seguía” para todos y tal hecho, por tal motivo, se olvidó en mucho como un problema ya escondido o echado al lado para no verlo por vivir, mientras, como sea.
Sí, llegó el momento que el pueblo se abrió a la comunidad internacional y ahí, con una equidistancia, había un rigor sobre los derechos humanos o por el interés general del mundo, ciudadano a ciudadano. Entonces, en el pueblo saltó la preocupación sobre lo que había ocurrido, era lógico, su historia no podía excluir uno de sus hechos por la justificación miserable de “hay que seguir sin abrir heridas” pues, su alcalde, así lo dijo:
– “Van a crear división, volver al pasado del odio, esos que no quieren el bien del pueblo y no mirar sólo hacia delante en la dirección que a nosotros nos gusta” (se refería a ese dirigismo que se impuso).
Al instante, ante esas palabras, una voz sensata le respondió:
– “Señor Buenista -que era el nombre del susodicho alcalde-: Arreglar las cosas siempre crea división y no se puede recurrir a no arreglarlas para que no se cree división o por tal miedo. Y eso que hay que arreglar y reponer es la dignidad de aquél niño que aún sigue enterrado en una cuneta, lo más pronto en vergüenza o en responsabilidad, hacer ese arreglo de no tenerlo aún como un perro o sin dignidad, sin que usted ni otras posiciones miserables lo utilicen para más dirigismo, olvido interesado -a una parte- o justificaciones injustificables”.
Cierto, era lo justo para el inocente niño, pero el alcalde repetía, como un disco rallado, lo mismo:
– “Van a volver a las viejas heridas, y ya el mal malísimo del pueblo volverá sólo por esos traidores del perdón y del esconder lo feo para el bien de la gran imagen de este pueblo sencillo de personas que maravillan y que obedecen a lo más divino..." (a esta demagogia facilona le sacó una buena tajada, pues volvió a ganar las elecciones, paradójicamente).
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domingo, 17 de octubre de 2010

¿QUÉ ES UN VALOR ÉTICO?


Un valor, sea o no sea ético, es “algo que tiene una importancia” porque “nuestra voluntad se la ha dado” por uno o por otro motivo, o por una u otra causa (costumbre, educación, prejuicio, presión circunstancial o social, etc.), y sirviendo para algo (para intereses de Estado, económicos, religiosos, sociales, individuales, etc.); por lo que, concebido de una u otra manera por la voluntad -manipulada interesadamente o no-, siempre protege a algo más o menos minoritario o mayoritario: de uno, de unos, de pocos, de muchos, de casi todos, de todos y, también -si es un bien natural-, de esto o de todo.

En cambio, un valor ético ya tiene una pretenciosa finalidad constante, o determinada ante cualquier causa porque se ha considerado o demostrado racionalmente que es imprescindible para todos, por encima de los intereses que “temporalmente” se muevan en la sociedad.
Conque es un valor que sirve al vivir común y al convivir mejor de todo y de todos; ciertamente, ya es algo que se aleja de la manipulación -en una renuncia propia y social- porque concierne únicamente a la conciencia del ser humano por una lealtad a una coherencia de la responsabilidad constante que ha de tener -siendo, así, equilibradamente beneficiosa- en toda su vida.

¿Cómo distinguir un valor ético del que no lo es?

Se ha aclarado que un valor ético ha de ser “del bien común” o beneficiar a todos; pues bien, para que eso sea posible, cualquiera o todos deben tener las capacidades o las cualidades que realmente lo alimenten; quiero decir, como es “del bien común”, en responsabilidad todos deben poder desarrollarlo. En pro de eso, evidente es que el valor ético radica no más que en las propiedades “connaturales” de todos los seres humanos, sin excepción o indiscriminadamente.
Ahí está la primera infalible prueba, la amistad todos la pueden desarrollar, nadie, absolutamente nadie es ajeno a ella ni, aun, tiene una total incapacidad para no cultivarla. En efecto, siempre en algo, la amistad, el amor, la sinceridad, la comprensión, la solidaridad, etc., “son de todos “o todos pueden alimentarlos (con más o menos ayuda de los poderes fácticos y educacionales).
Por el contrario, “ser rico” no, nunca, es un valor ético en cuanto que siempre, para que haya un “ser rico”, por obligado ha de existir un “ser pobre”; a ver, es una cualidad por “tener” lo no “connatural” que se sustenta, en verdad, en que “el otro no la tiene”.
No nos engañemos, “explotar”, “mandar”, “recibir”, “ordenar”, “callar”, “dirigir”, etc. imponen estados de privilegio -muchas veces de superioridad- que siempre excluyen a otros; y no, nunca, “pedir” -a todos-, “proponer” -a todos-, “mirar” -a todos-, “convencer” -a todos-, “razonar” -a todos o contando con todos-, etc. Para estos tiempos del “todo vale”, precisamente acabo de aclarar – a todos y contando con todos- lo que es... “verdad”: razonar sin excluir o ningunear el razonar -o la contraargumentación- de nadie.

Y, dicho eso y por último, ¿qué es un principio ético? Pues el ponerle “un principio de vida” (un “origen de donde partir”) o un lema a tus acciones de un valor ético en concreto; de “verdad” sería “un amor o un defender la verdad”, de la “honradez” sería “aceptar sólo un merecer justo”, del amor sería “sé bueno y no mires a quién”, de la “tolerancia” sería “vive y deja vivir”, de la “amistad” sería “considera lo que te ha dado y perdona sus defectos”, de la “solidaridad” sería “comprende primero la necesidad” -porque no haya un irresponsable derroche-, etc. Por supuesto, un principio es empezar, no llevarlo “de palabra” a la radio para que quede de adorno como “el que no sabe de la cosa”.

Sobre todos los valores éticos, he de señalar lo más importante, esa base que los esencializa, que los virtualiza para que cada uno sea coherente con los demás: es el "reconocer". Si no se reconocen a esos valores mismos pues, sin más, son interesadamente no éticos. Si no se reconoce la dignidad de todo lo que vive, en efecto, es imposible que se le practique algún valor ético. Si no se reconoce al que demuestra, el valor de la "verdad" es humillado y humillada "la verdad del amor", "la verdad de la solidaridad", etc. Si no reconoces un hecho en concreto, ese hecho siempre recibe por ti un desprecio -de que exista como todo- y, asimismo, una miserable negación de la realidad. Si no reconoces a tu padre, imposible es que puedas ser honesto con cualquier otra dignidad.
Uno u otro valor nunca se pueden utilizar para excluir a los otros; sin duda, por cuanto que un dictador podría alardear de practicar mucho el valor de la "amistad", cierto -a conveniencia-, pero a costa de los otros valores y, así, negándolos.

martes, 12 de octubre de 2010

A LAS CLARAS:

Un señor dice -quizás contagiado por al crisis que hay de espiritualidad y de intelectualidad- que él se ríe de todo.

Pues bien, a ese respecto, sí, no se pueden defender unos valores éticos ni aun reconocer o exigir una u otra responsabilidad sobre los hechos -o sobre las acciones- si, al mismo tiempo, te ríes de cualquier ética o de cualquier imprescindible responsabilidad -porque se alimente la barbarie y la impunidad-.

Y, también, si se ríe de sí mismo él, claro, no respetándose siquiera a sí mismo, ¿cómo puede respetar algo a los demás?

Pero, por el contrario, otra cosa muy distinta es el buen sentido del humor que, en inteligencia, resalta críticamente la ridiculez de algo, ya de algo, de esto o de aquello -por su idiotez, por su inutilidad o por su cara dura o despropósito inconcebible-; y no, no que rebaja todo al desprecio mismo en una rasa o nula desvalorización -lo cual niega cualquier dignidad en su desconsideración de unos diferentes esfuerzos y de unas precisas buenas acciones-.

Lo que ocurre es que, ése que es miserablemente frivolizador de responsabilidades para nada y de dignidades ajenas para negarlas y para sólo destruir lo cívico, además de reírse de todo por zafio truco o por desvergüenza, "se cree, con ello, que todos son de su igual condición"; es decir, ahí, a todos los rebaja... en sus honores, en sus "sacrificios personales" y en lo que han demostrado toda la vida respetando un valer o cierta autoridad ética, a la misma altura rasa de su “cacao mental” o de su misma miseria; ¡qué fácil!

¡Qué fácil es destruir!, y siempre; cuando Jesucristo agonizaba llevando la cruz, muchos o una gran mayoría se reían pues, conseguían así, destronarlo “de un sólo plumazo” de su tan pura grandeza moral para al fin rebajarlo humillantemente –¡por envidia!- a lo que ellos eran de miseria espiritual y, también, para al fin no tener una autoridad moral, una, porque les reprobara el que lo justificaran todo, sus engaños y sus crueldades.

sábado, 9 de octubre de 2010

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Las autoridades chinas tienen a una quinta parte de la población del mundo perfectamente bienedudada para que digan lo que han de decir, sin que les ofenda y sin que les insulte nada -al igual que ocurre en muchos otros países-; he ahí la infinita subjetividad de quien utiliza el término "bieneducado" como arma para quien sea, para éste o para aquél -algo tan intolerante, sí, que hasta dan ganas de vomitar-.
Sólo las personas como Liu Xiaobo, que malaeducamente en un manifiesto descalificó de dictadura -y, por lo tanto, de dictadores- a los que siguen un régimen que tanto oprime las libertades, son en este mundo valientes -porque la valentía va en función al poder de quién te enfrentas-, valientes de verdad.
Para China, Liu Xiaobo sigue siendo un ser, en desprecio, obsceno y demasiado insultante.

martes, 5 de octubre de 2010

tras "quinientos mil desaparecidos y un millón de desplazados":

"por mano propia"
Cuando el linchamiento se judializa:
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SOBRE LA INTIMIDAD



El primer derecho o el derecho base de un ser humano -aparte al del vivir mismo- es, sin duda, el de comunicar -que para eso es un ser animado y racional- "lo que forma parte del mundo": lo que pasa en la naturaleza, lo que pasa en la sociedad y lo que les pasa a los seres humanos.

Dicho eso, la imagen -que se ha utilizado irremediablemente siempre- es un testigo real de lo que pasa, es la comunicación imprescindible y es, además, una información, sí, imparcial o convincente de "lo que contiene" lo real; pues está en un hecho cualquiera y... lo muestra, lo demuestra (la imagen demuestra ya por sí misma).

Bien, entrando a fondo, estrictamente tu intimidad, eso, es sólo lo que tú no quieres que se conozca -si no, no lo sería-, y... por nadie. Cierto, si la imagen fuese estrictamente intimidad, ya la identificación, la más veraz documentación, la información -en su amplitud o en su plenitud, sin quedar a medias, directamente de lo humano o de lo social en sus injusticias- o el conocimiento mismo, no existirían. Claro, ¿cómo conocer la realidad si tan siquiera puedes verla?

Pero seamos sensatos, decir "voy a mostrar o a demostrar la realidad" es, asimismo, el mostrar sus imágenes, sólo el remitirte ineludiblemente a ellas porque son "de la realidad".

Y se ha confundido, sobre esto, mucho.
En claro, la imagen NO ES POR SEGURO INTIMIDAD, sino sólo lo que tú -sin alguna imposición- consideras como tal, eso que es nada más que de ti, de tu incumbencia; pues te pertenece sólo a ti o es -sin que sea de prioritaria necesidad social- tu... privacidad, la tuya.
Ahí, en la intimidad, en lo que es tuyo porque lo consideras y lo demuestras sólo tuyo, no cabe excepción, sí, no cabe una imposición, ahí lo que tú sólo has decidido es... lo íntimo: ciertos sentimientos, ciertos pensamientos, tu desnudez, el cómo duermes o el cómo realizas ciertas acciones únicamente por tu interés.
De forma que tu rostro es tu imagen, pero no es por seguro tu intimidad; de forma que tu vivienda forma parte de tu imagen, pero no es por seguro tu intimidad; de forma que tus pantalones forman parte de tu imagen, pero no son por seguro tu intimidad; de forma que "lo que ya hayas dicho" forma parte de tu imagen, pero no es por seguro tu intimidad; de forma, también, que un acontecimiento en el cual has participado forma parte de tu imagen, pero no es tu intimidad.

Más claro aun: Si tu rostro fuese estrictamente intimidad, entonces, porque asentado está que sólo tú decides lo íntimo que para eso es tuyo, sin excepciones y sin que nadie o alguna regla imponga lo contrario -ni tan siquiera alguna autoridad-, tus fotos en unas u otras documentaciones identificativas formarían parte, en evidencia, de acciones delictivas, o sea, de acciones que objetivamente te vulnerarían la intimidad.
Es eso, pues, un "camino de locos"; ya que tu imagen no es por seguro tu intimidad, sino es algo mostrado -social- que siempre exige, digamos, no pasar ciertos límites éticos; por cuanto que contiene -sí- una porción innegable de tu intimidad en su contexto de familiaridad o de círculo social, el cual fue decidido sólo por ti -sin que eso te lo elijan- y, claro, tu imagen no puede ser desde ahí utilizada para otro contexto o para otro círculo social o para una particularidad -con unos beneficios suyos- que se te imponga.
Exiges, por lo tanto, que no se aprovechen de lo que es... algo, sólo algo, de tu intimidad.

viernes, 24 de septiembre de 2010

SOBRE LIBERTAD DE EXPRESIÓN

Contra una grave injusticia, en indignación y en denuncia, más vale el exceso verbal -que alerta o llama la atención sobre ella, para que se sepa- que el callarla o la indiferencia. Además, es lo que siempre se ha hecho o ha sido, en eficacia, lo más habitual. El pueblo grita: Gritar, manifestarse, protestar ha sido siempre una motivada emocionalidad que reprueba a otros unos hechos y nunca -¡nunca!- ha sido discreción o halago verbal; o sea, no ha sido una verbalidad al cómodo servicio o al gusto del poder, decretada, educada, controlada o arbitrariamente dirigida. La libertad de expresión es precisamente eso, un excederse “ante todo” por liberar o por realizar una propia o particular intención emocional. La libertad de expresión nace o se enraiza sobre la base de un ser humano cualquiera, de la particularidad.

La libertad de expresión, pues, existe o no existe; y es libre, a ese modo personal, consecuente a ese modo personal, del utilizar toda la terminología que quiera, sin discriminaciones por intolerancias.
Digo esto porque todos los términos comparativos se han utilizado durante toda la historia, y no se ha aplicado una intolerancia obsesiva -en paranoia- como ahora. Eso es, todos han utilizado alguna vez o muchas lo de "inquisidor" o "inquisición" (“Aquél es un inquisidor” se ha dicho con mucha frecuencia); pero ¿saben todos -son conscientes- lo que denota o significa realmente inquisidor? Pues... uno que vulneraba sistemáticamente todos los derechos humanos. También, lo de “bárbaro”; y ¿se es consciente de lo que significa? Pues... barbarie, monstruosidad y total destrucción que hace uno. También, lo de “sacrificio” que, éste, proviene de sacrificios sobre todo de humanos que se ofrendaban a los dioses.
Entonces, si nunca ha habido el tabú generalizado en pronunciar algún término, ¿por qué en intolerancia total se hace ahora a “nazi”?, ¿por qué uno sí y otro no?, ¿quién lo impone?

Veamos, el mismo Papa, hace poco y en una respuesta al escándalo de abuso de menores por parte de resposables de la Iglesia, en su libertad de expresión, comparó eso con la persecución que tenían los judíos por los nazis. En efecto, no, yo no reprobé al Papa nada, en cuanto que era "su" libre y legítima libertad de expresión y no aludiendo a ningún ser humano en concreto, tuviera la razón que tuviera. No, ¿por qué a él sí y a miles que pronuncian su libertad no?, claro, no iba a juzgarlo por eso, sino solamente por sus hechos y por sus complicidades.
Sí, es la verdad, unos u otros también han dicho lo que libremente sienten, no lo que le impongan otros sentir, según su parecer legítimo o por la grave injusticia que reciban.

domingo, 19 de septiembre de 2010

Invención de reglas grupales (no éticas) por falta de educación y de atención institucional:

sábado, 18 de septiembre de 2010

LA DEL REDIL

En una emisora de radio hay una que sentencia que la gente se mete en un estado psicológico que llama "club del redil", y por su deseo o porque quiere. Es decir que los chinos se meten en un "redil", que los haitianos se meten en un "redil", que los disidentes políticos se meten en un "redil", que los gitanos se meten en un "redil", que los niños mendigos se meten en un "redil", etc. Ahí está eso, y que el meterse en ese "redil" es una tan simple decisión.
Primero, para decidir -todo el mundo lo sabe- hace falta libertad y unos recursos; lo que ocurre es que, cada ser humano del mundo, tiene la libertad que las condiciones de su realidad le permiten (hechos de otros, clasificaciones de favores, discriminaciones, censuras, listas negras, ninguneos, desprecios, escasillamientos, manipulaciones, usurpaciones, persecuciones, mobbing, rechazos para considerar su dignidad mínima por revanchas o linchamientos, reconocimientos de sus derechos o no, etc.). Por lo tanto, un chino en concreto, tiene la libertad "que le permiten", ¡nunca la que él quiere!; además, tiene las situaciones que "le hacen", ¡no sólo las que él hace, que pueden no servir para nada!; además, tiene los recursos que "puede o le dejan", ¡no los que él quiere, aunque desee los mínimos!
Así, en un ser humano no hay "lo que él quiere ni lo que él decide", nunca।


Lo de "redil" es una absoluta falacia; pues ¿qué personaje histórico estaba o se metió porque quiso en un "redil"?, ¿Miguel Hernández acaso?, ¿Neruda?, ¿Lorca?, ¿Mozart?, ¿quién?, tiene que haber alguno; pero si no hay ninguno, habría que darle con un "redil" -aunque fuese de algodón- en su cabeza (¡qué fácil, qué vanidad y qué pedantería es basar programas o libros en consejos cuando, para hacer un consejo, sólo sólo, hay que considerar miles de situaciones, haber cumplido con una mayor parte de las responsabilidades civiles y, además, tener una autoridad moral consistente sólo por hechos en no haber consentido tantas mentiras e injusticias!.

sábado, 4 de septiembre de 2010

"Ahora comprendo por qué se mata".
G. A. Bécquer

Que ningún español JAMÁS se atreva a exigirme ni un ápice de moral o ni de ética; pues de lo que se carece jamás se puede exigir; además, han de demostrarlo, lo que no se ha hecho aún.
A mí jamás me ha permitido un segundo ni un átomo de vivir o de dignidad (de lo que ellos tienen a millones).
Y de derechos humanos, el que permite que a un sólo ser humano se le pisoteen todos los derechos humanos, ése, ÚNICAMENTE -se tire por donde se tire- es un nazi.

lunes, 30 de agosto de 2010

La esencia del alma de una persona sólo está en el saber valorar, atendiendo a una escala de valores, a una prioridad del esfuerzo en el mínimo poder hacerlo por recursos, a una generosidad, a una empatía y a una humanidad (en un acto de injusticia no se ha aplicado un saber valorar).

martes, 3 de agosto de 2010

EL USO DE LA LIBERTAD

Cualquier ser humano establecido en cualquier sociedad tiene una cota de libertad (las acciones que puede hacer y las expresiones que puede manifestar y, asimismo, unas imprescindibles posibilidades por difundirlas -en una realizable libertad pública o social- que depende de sus recursos).
Bien, teniendo esa libertad, la que sea, al mismo tiempo que la ejercita es responsable -como autor- de ella, por unas inevitables consecuencias que se determinarán en el entorno en el cual viven otros seres humanos. Así es, en evidencia una sociedad es un conjunto de libertades individuales que configuran -en una justa comprensión o tolerancia de ellas- los logros de tal sociedad y, también, sus prejuicios o sus errores.

Luego, sólo con los resultados del uso de la libertad un pueblo es más justo, es más progresista, es más libre; en definitiva sólo, por medio de ese uso, demuestra o no si posee unos sólidos e incorruptibles principios éticos.
Ahí no hay trampa, el pueblo es lo que demuestra con la utilización de sus libertades, a sabiendas de que cada libertad incide en las demás en promover la responsabilidad ya desde una conciencia individual por dar -primero- un ejemplo porque se cumpla esa responsabilidad en el entorno. Eso es, el buen uso de la libertad empieza por uno mismo, en discernimiento, no en aceptar o en seguir cualquier uso erróneo que otros -siendo más o con un engaño o cierto chantaje- te ofrecen; pues es uno mismo, la conciencia de uno, lo que ha de luchar por unos valores éticos siempre en coherencia con lo que se decide (por encima incluso de una concepción de libertad inculcada -sin contrastación racional o sin autocrítica-, y que es siempre... parcial, ya sea cultural, religiosa o ideológica).

No, no se trata de cambiar el mundo, de que te vean de tal o cual forma -porque te favorezca un escaparate de unos u otros intereses creados-, ni siquiera de que te bientraten o te maltraten, únicamente -a lo honesto- de advertir si ese uso de la libertad es el que se ha de realizar porque se siembre responsabilidad en el lugar o en la sociedad que te ha tocado vivir; y eso ha de ser defendido contra viento y marea, antes, por ti mismo ya signifique apreciaciones o denigraciones por los demás.

Pese a todo, el bienestar, la justicia, la paz y el progreso -útil al mundo- dependen siempre del buen uso de la libertad; es cierto que los que mandan -o los que tienen más recursos para difundir lo que piensan- deberían promoverlo, en pro de conseguirse esa cultura. Eso “es de cajón” o es lo más sensato por un equilibrio mental que dure algunos años o bastante; pero, los que mandan y los intelectuales mediáticos, ellos, impiden tanto el hacerlo como el que lo haga, por lo menos -en un dejar hacer o vivir-, otro. Pues, en cuanto se da un sólo respiro, machacan.

Todo es el demostrarlo, no se puede entender que el que utiliza “su todo vale” o sus sinrazones o sus facilismos o sus prestigios interesados se imponga, con ayuda de tantos, ninguneando al que sí demuestra. Téngase en cuenta que demostrar, razonar, explicar o aclarar es lo más difícil que existe -sólo viable por medio de lucidez y grandes esfuerzos, entre los cuales entran renuncias personales a ese fácil o corruptible beneficio social-; entonces, ¿por qué se desprotege y se pisotea? Por su comprensión, ¿cuándo se dará su dignidad? -sería la pregunta más exacta-.

miércoles, 28 de julio de 2010

RESPONSABILIDAD INTELECTUAL Y POLÍTICA

T
odo animal es una vida con sus constantes vitales, un organismo autoprotector que reacciona ante las provocaciones -o acciones- de agresividad que le hagan; ante eso, a ningún político o a ningún educador ni a ningún intelectual se le ocurre inculcar a la sociedad el que a un león haya que provocarle y alimentarle esa agresividad y, además, hacerla ejemplar y pública en los medios comunicación -es un error-. Claro, civilidad es no ser innecesariamente agresivo con los animales y no proteger ni fomentar las conductas de agresividad para un bien cultural no basado precisamente en eso.
También, sí, cualquier animal tiene un sistema nervioso y ha nacido únicamente para sentir estímulos de placer y de dolor que son -motivos de vida- los únicos que garantizan su supervivencia; si no una vaca comería lo mismo alfalfa y cristales sin darse cuenta, sin sentir placer con lo primero y sin sentir dolor con lo segundo.
No hay que mentir ni manipular de una vez por todas, no más mentiras en lo que atañe a nuestro medio natural y a los animales; ningún animal está exento de no sufrir (quizás la inconsciencia de un fundamentalismo por una codicia económica o política no quiere tal verdad), no existen animales especiales o animales héroes que aguantan gratamente el dolor porque tú te diviertas y, luego, digas que el sufrimiento se lo das de muy buena forma -lo cual te interesa decir- Se trata, también, de hallar valores idóneos de cultura, no de conservar "a lo bruto" cultura; pues la cultura de los bárbaros no ha sido precisa conservarla, ni la del machismo -que era milenaria-, ni la de tirar cabras desde el campanario, etc.

(Nota: La fotografía aquí expuesta no guarda una relación idealista con el contenido, sino posibilista -en eso que es totalmente posible porque depende sólo de decisiones- sobre lo que pretende el contenido).

sábado, 24 de julio de 2010

L.A .C.R.E.E.N.C.I.A

-- La creencia únicamente nace de lo social -de manera que, en la Tierra sólo el ser humano cree- por la trascendencia de una cultura, ésta que trasciende a la par que se idea o, ineludiblemente, se imagina. Eso es, un ser que cree, al momento, lo primero que hace es imaginar lo que le ha trascendido como cultura, el hacerlo más sugestivamente importante o subliminal para él. Esa carga de comportamiento cultural quiere hacerla, a la vez, por un imperativo de identidad suyo, trascendente, creyendo en ello a favor de ideales o de estados perfectos o, de antemano, de algo que ha decidido el bien -en lo fundamental- y él ya -como comprenderán- no tiene tanto que decidirlo -a lo cómodo de... las costumbres-.
Así que, “porque se cree”, el creer, no conlleva otro resultado que no sea social; y, en objetividad, eso no es motivo de evolución, es decir, los animales no evolucionan gracias a tal causa, los planetas -en sí mismos- no evolucionan gracias tal causa, sino solamente AYUDA eso -como un añadido en el contexto social- a una evolución de lo social.
-- La creencia “irracional” en las frases. Sí, “Es preciso que todo cambie para que todo siga como está” corresponde, igualmente, a decir: “Es preciso que las manzanas caigan para que la gravedad siga como está”. Sin embargo, para que una frase sea cierta, hay que demostrarla; considerando que, toda conclusión racional o científica, no es más que una frase que da... un resumen deductivo.
Primero: La frase une ya -lo que puede confundir demasiado- dos contextos muy diferentes: el cambio de las cosas temporal y las reglas intemporales que rigen ese cambio de las cosas. Algo, claro, que corresponde a que una manzana sólo cae “en un momento” -apropiado o no para unos u otros elementos del entorno- y a que, intemporalmente, las reglas de la gravedad están ahí en efectividad sobre la manzana sea cual sea ese momento.
Segundo: Se utilizan a la ligera las formas verbales (“cambie” y “siga”) para concretar lo que “precisa” el “todo” en unos dos estados: en el estado que cambia y en el estado que sigue; por lo tanto, se deliberan o se establecen semánticamente como distintas formas verbales ya que, de un estado, se parte -o conduce- al otro (“todo cambia para... seguir”). Lo que ocurre -por cierto- es que todo cambia y, al cambiar, también sigue o... continúa; no que, por cambiar, seguirá; no que, por cambiar, sigue mejor o se logra mejor. ¡No!, puesto que es algo intrínseco al cambio un -además- seguimiento. Esto es, lo que cambia, no cambia para seguir, que implica causa-efecto o finalidad; digamos -en exactitud- que cambia o, también, sigue o, más claro, en el todo cambiar y seguir es lo mismo: si sigue sostiene eso que cambia y viceversa. El fluir cambia, el fluir sigue.
Tercero: También, ese “es preciso” es, en error, una extralimitación a la mayoría de las cosas o a las cosas más elementales; porque “precisa” lo que tiene alguna voluntad, ¡sí! (como cualquier ser vivo en un nivel de voluntad o en otro -un microbio decide el mundo orgánico que necesita y no otro-), para que se cumpla nada más que lo que intenta, o sea, su determinación que, asimismo, depende en una medida de lo volitivo. Por el contrario, otra cosa -al margen de un ser vivo- no precisa nada en cuanto que no quiere precisarse en algo, esto es, la necesidad es siempre un “para algo” y, en comprensión, una piedra por ejemplo, no necesita nada, es piedra sin necesidades, no actúa pidiendo o requiriendo un beneficio por su “auto-totemismo”.

viernes, 16 de julio de 2010

Cuando la gente ayuda a la sinrazón (a los que confunden, a los que manipulan, a tanto pedante que no aporta nada, a vividores a costa del sudor del otro, a frívolos que ningunean las injusticias, a oportunistas que no demuestran nada, etc.), HAY MÁS SINRAZÓN EN EL MUNDO. Que no diga nadie que no es responsable de eso, no, nunca, que no es responsable de la realidad, ésa precisamente que heredarán todos y sus hijos (lo peor es que siguen y siguen ayudando a la sinrazón y, luego, se convencen de que es algo ético).
El que pisotea los derechos humanos puede, algún día, darse cuenta de su error y ya no pisotearlos (porque tenía unos valores equivocados) pero, el que se burla de los derechos humanos, nunca se dará cuenta de nada (porque no tiene valores). Esto último les ocurre a demasiados ahora.

domingo, 11 de julio de 2010

LA RESPUESTA AL USO Y COSTUMBRE

Todo ser vivo es “una adecuada respuesta” al medio –que es cambiante–; por lo tanto, un ser vivo, para que sea equilibrado, ha de realizar una respuesta que, superándose inevitablemente en información, evoluciona –cambia– conforme a como lo hace el medio. Ésa sólo es la base del equilibrio, no que dé una respuesta fija, inconsecuente, involutiva u obsesiva.

En cualquier animal, sí, es muy difícil ese desequilibrio en lo que se refiere a su condición psicológica, debido a que no se deja influir por un miedo o por un placer que no existe –a no ser que se lo transfiera el ser humano–; eso es, se deja determinar directamente por sus instintos, los cuales son ceñidos o moldeados sólo por su medio natural. Ya un cierto desequilibrio podría tener en lo que se refiere a su condición funcional u orgánica; o sea, que sea anormal, que sea deforme.

Pero algo ocurre totalmente distinto en el contexto de un ser humano, y es que su condición psicológica se encuentra constantemente influida por los roles de una sociedad –por sugestiones culturales, por ideas preconcebidas, por sublimaciones conceptuales, por rumores, etc.– que alertan y sobreactúan en su capacidad psicológica natural y, por cierto, le inducen, le encadenan o le obligan –casi sin poderlo evitar– a... la obsesión, a la repetición de una misma o fijada respuesta –en las muy diferentes circunstancias–. Y, aún más, hasta plenamente sociedades pueden caer –in extremis– en tal obsesión como en el nazismo.

A ver, profundizando, todos quieren ser aceptados en una sociedad en función de una condescendencia hacia lo que está establecido como única voz predominante y simpática –aunque esté totalmente desequilibrada–, algo que dicta quiénes van a triunfar o a ser positivos (por ejemplo: en las sociedades machistas que nos han predecido un alardear un gran dominio sobre la mujer daba, a cualquiera, un canje seguro para el bienestar, para el éxito; y ése, así, tenía prioridad en lo mediático, en una o en otra institución cultural o política).

Pero ¿la sociedad en general ha progresado o ha mejorado por ello?; ¡no!, rotundamente. Siempre ha existido el disonante y ofensivo tono que provocaba –con unos grandes esfuerzos– una paulatina conciencia ya más demostrada o racional que hacía cambiar las cosas, porque –así– se cambiaba la respuesta.

Una época hubo en que todos decían la misma –la cual, enfermamente, creaba miedos y monstruos más allá de los mares–; ésa de “La Tierra es plana”. Claro, era plana y, todo el que dijera lo contrario, era el desequilibrado.
También hubo otra durante siglos que predeterminaba –voluntaria u obsesivamente– para siempre la esclavitud: “Sí, amo”.
Una u otra eran de uso y costumbre para “estar bien”, para recibir halagos o facilidades materiales o de trato, para salir... en los medios. Una u otra suponía, asimismo, no llegar a ninguna parte que no fuera a lo mismo (el desequilibrio o lo injusto por decreto).

Aunque, afortunadamente, siempre ha existido la voz disonante –ninguneada y tirada lejos, echada al final de la cola– que ya estaba harta de: “Sí, amo”, “A sus pies, amo”, “Sí, amo”, "Sí, sinrazón", “Sí, gran amo”.

jueves, 1 de julio de 2010

BASTA
T
odo ser vivo ha de conocer obligatoriamente la realidad para ADAPTARSE A ELLA; y, como ocurre -como resultado- que todos HAN ESTADO existiendo en el medio, todos se han adaptado a la realidad en función de sus propiedades (por ejemplo: es propio de un perro adaptarse a correr, no a volar), claro, todos han conocido obligatoriamente la realidad.
Ahora bien, está ahí la SINGULARIDAD de ese conocer la realidad, cada ser vivo, cada ser humano, tiene esa singularidad que le es... propia; pero ¡nunca! se ha de hablar -porque conllevaría confundir- de PUNTOS -del conocer-, ¡no!, en cuanto que posee el conocer en sí mismo -el logrado, el que le corresponde-, no una parte.
La mayoría de los científicos o de los intelectuales COMETEN ESE GRAVE ERROR. Un ser vivo no tiene un punto -una parte- del conocimiento -puesto que eso significaría que el conocimiento -un total- es algo extrapolable a ellos mismos, o sea, ajeno-, sino plenamente tiene SU PROPIO CONOCIMIENTO, sea cual sea. Más claro, un ser vivo no tiene un punto -una parte- de la vida, sino tiene absolutamente la vida; es decir, la vida le es propia a él totalmente, con su singuralidad -con su denominación de origen-. Un ser vivo no tiene un punto -una parte- del conocer, sino tiene absolutamente el conocer; es decir, el conocer le es propio a él totalmente, con su singularidad.
Por otra parte -y en un contexto muy contrario o distinto-, están los seres vivos que hacen cultura, que hacen emociones -y cada uno a su capricho y a su interés-; sin embargo, esto es UN AÑADIDO a lo esencial que he explicado, es decir, que muchas veces a la hora de comunicar cada uno se inclina a sobrevalorar y a inflavalorar ciertas cosas en función de sus emociones.

martes, 22 de junio de 2010

"Somos y estamos para remediar las injusticias"
-------V. Ferrer LA DIGNIDAD DE VICENTE FERRER FUE NINGUNEADA
(Sus grandes esfuerzos están olvidados por muchos)
http://fundacionvicenteferrer.org/esp/index.php
Los poderes oficiales y la Compañía de Jesús -a la que pertenecía- le dieron las espaldas.
http://www.nobeldelapaz.org/web/index.php
- Todo ser humano adquiere, SOBRE UNA COSA en concreto, unos conocimientos -con focalización o sin ella, incluso con voluntad o sin ella-; en un más y en un menos. Es decir, sobre la cosa "melón ahora pesado", unos tienen tres conocimientos y otros veinte, por ejemplo.
- Cuando una persona dice que "tiene principios", claro, se sobreentiende que tiene principios... morales -o éticos-; no, no principios de empezar una guerra o una borrachera. Asimismo, cuando una persona es coherente o demuestra una coherencia, se sobreentiende que es coherencia... racional (o ética, que es un resultado racional); por ello, alguien como Hitler no puede ser nunca coherente, en su evidente irracionalidad (sí, otra cosa -y muy diferente- es ser consecuente o ser fiel a "una" o a "unas" convicciones racistas o de paranoia).

- Una de las personas más irreverentes de toda la humanidad fue precisamente Jesucristo, así es, pues fue irreverente con los romanos -y con los fariseos- a más no poder; y lo hizo... por razón, por dignidad, por no doblegarse a lo injusto para, al momento, callar y obedecer en consentimiento o en condescendencia. Por lo tanto, la irreverencia (a o ante lo que se demuestra que no tiene razón o es injusto) es lo más esencial en una persona buena o ética.
- La indiferencia es la peor irresponsabilidad; si una autoridad es indiferente con el maltrato que se hace a una mujer en concreto, pues esquiva esa injusticia, le da de lado, la anula en su dignidad. Y ésta se muestra, a veces, por la aplicación de un lema -o de algo dado por cierto, siendo falso- que la justifica; por ejemplo, frecuentemente en fácil huida -de responsabilidad- o en frivolidad se aplica mucho y, a rienda suelta a todo por conveniencia, el "Si eso no tiene remedio, ¿por qué te preocupa?" cuando, toda injusticia humana -absolutamente toda-, sí tiene remedio -puesto que ya, todo lo que se hace con voluntad, lo tiene-. Otro contexto es lo extrasocial, sí, las leyes naturales que no se pueden modificar.
- Hay algunos manipuladores que se burlan de todo y, al burlarse de todo, nada es válido para que tengan alguna responsabilidad, o algún respeto a lo que se debe considerar como es, no otra cosa -que eso es la manipulación-. "La realidad no está fuera, sino dentro" se afirma como el que va a inventar mariposas. Pero qué dentro, ¿qué es... eso? ¿un culebrón que hay muy muy dentro personal?, ¿es...? Entonces, si atropellas a una persona, ¡no importa! porque no es la realidad; si tu hijo mete los dedos en un enchufe, ¡no importa! porque no es la realidad; si en tu país vecino se mueren de hambre o hay un genocidio, ¡no importa! porque no es la realidad sino, la realidad -según El Locas o La Locos-, es lo que está... dentro. ¡Sí! pero ¿qué dentro en concreción?, ¿es una cueva acaso?, ¿es un misterio?, ¿qué es?
No obstante, la realidad es LO QUE ES, y NO ESTÁ LEJOS, NO ESTÁ ESCONDIDA, no es otro mundo, algo ajeno a nosotros o nada; es lo que, por hechos, por acciones, por demostraciones de unas consecuencias, es.
- Si tu imagen -que no la engañas para un momento determinado- no es aprobada por los que tienden a encasillarlo todo, entonces todo lo que eres ya está inventado -prejuzgado y sentenciado- en sus mentes.

miércoles, 16 de junio de 2010

"Todos se adeudaron" -para ir, sin ganarlo antes, al gran nivel soñado de vida-, esa será la curiosa cantinela de algunos abuelos para remitirse a estos tiempos. "Si tú -por ejemplo- personalmente no lo hiciste, ya lo hizo tu ayuntamiento por ti; pero, además, ya lo hizo tu comunidad autonómica por ti; pero, aún además, ya lo hizo tu ilusionado e ilusionante gobierno nacional por ti" . La deuda, la deuda para sacar tajada. Y éllos lo sabían; de que, ¡ahí!, estaba -por aprovecharse de eso en una gran usura del dinero- ¡¡¡el gran negocio!!!

viernes, 4 de junio de 2010

VEHÍCULO DE LA EMOCIÓN
("Emocionarse DE ALGO")

Todo ser vivo se emociona SOBRE ALGO que recuerda -en la acción de su memoria o de sus conocimientos-; es decir, un algo o un conocimiento es relacionado por otro algo o por otro conocimiento en las ya posibles compatibilidades o incompatibilidades de interacción: un conocimiento, ante otro conocimiento, RECUERDA sus relaciones o sus compatibles relaciones -las que son fáctibles en su capacidad- y eso EMOCIONA, impulsa u obliga a una respuesta particular o "personal", es... el EFECTO.
Un ser vivo unicelular no se "emociona" (en el sentido de "atender") de una piedra, sino actúa sobre algo que le "despierta" o le motiva una relación, por las cualidades en común que posibilitan la respuesta particular o la emoción.
Desde esto, la emoción no es lo primero, no es la causa, sino la consecuencia de cada posibilidad de experiencia.

El vehículo de la emoción es el conocimiento -en general-, los conocimientos que, claro, NO DIVERGEN, sino CONVERGEN, se suman en una ordenación, en un sistema ordenado o lógico o con unas reglas; o sea, radican en un inesquivable sistema reglamentado o racional.

lunes, 31 de mayo de 2010

La demagogia -manipulante- en la psicología.
E
llos se ponen en un pedestal de las actitudes "positivas" -del privilegio- y... clasifican: los que miran de tal manera y los que no miran de tal manera, los que tienen unas emociones buenas o esenciales y los que no tienen unas emociones buenas ni tan esenciales, etc. Ellos, ¡sí!, son sólo, pues, los que aman la vida, los únicos que lo superan todo y se relacionan con esos incalificables o con los mejores, los grandísimos optimistas, los que saben aconsejar a rollo sin fin, los que comen y comen muy correctamente y, aun, los que huelen a rosas.
Porque... lo que rentabilizan es utilizar fácilmente las perogrulladas -al infalible modo demagógico-, en el siempre: "Hay que querer vivir" -y ¿quién no si se le deja... vivir-, "Hay que ser positivo" -como decir hay que ser como yo, pues todos SE CREEN positivos-, "Hay que tener esperanzas", "Hay que comer, masticar y... orinar", "Hay que respirar también", "Hay que andar y comprar y obedecer o esto o lo otro...", etc.
Según convenga al dirigismo o al negociante tonteo.

sábado, 22 de mayo de 2010

- El boom inmobiliario enriqueció a muchos -que para eso se hizo-, de los que podían hacerlo -porque tenían los suficientes recursos-; luego, esos estuvieron obligados a retroceder en sus grandes ganancias mientras que, el resto del mundo, a retroceder sobre lo no ganado en tal asunto, o sea, a reparar las grandes orgías de gastos inútiles y disfrutes que sólo unos hicieron.
- El maltrato no es la confusión o lo que algunos se inventan, sino SÓLO causar un dolor totalmente evitable.
- Todo existe, claro, si se hace o se demuestra: la honradez existe si la haces o la demuestras, la objetividad existe si la haces o la demuestras, etc. Lo que pasa es que, el que es realmente ladrón, a veces quiere inculcar que todos son de su condición.
- Un matemático nunca hace -desde un princicio para serlo- un artificio, sino matemáticas -porque se tiene que limitar a eso, a sus normas racionales-; por el contrario, un arquitecto -en el contexto social donde necesariamente entra lo artístico- sí puede crear un artificio. Es decir, nunca -en el contexto de la biología- se puede hablar de que se hace una vida artificial -puesto que, por obligado, se hace vida o no se hace vida-; lo mismo ocurre con la inteligencia vital, que siempre ha de ser vital -con sus genes- y no artificial. En el artificio la esencia y el contexto se extralimitan con la imaginacion, con el don artístico; en la ciencia, no, nunca. Por ello, un genetista sólo MANIPULA GENES y, de ello, siempre sale la correspondiente inteligencia vital, no artificial -porque tal artificio no existe en su contexto de genes o de células, sino sólo existe realmente en ése que las carece-.