miércoles, 29 de agosto de 2012

ANTE UN BUENISMO QUE DA LAS ESPALDAS A LO ÉTICO Y QUE SE IMPONE COMO OPCIÓN ÚNICA SOBREPROTEGIDA. La realidad lo único que dice es que le mentira sigue aumentando, y la contaminación ambiental, y la cultura mercadeada o corrupta, y la injusticia social -los buenistas han conseguido eso-.

ME REPUGNAN VUESTROS "BUENOS"
Ante tanta hipocresía y falsedad sólo dependiendo de los todopoderosos hilos de la IMAGEN y de la PALABRERÍA (donde se apoya hasta el último de los que manipulan), prefiero "las personas malas" pero siempre haciendo hechos buenos con estricta honradez que, "las personas buenas", pero a costa del desvergonzado chovinismo -de "alma vendida" o incondicional- y del buen papel de teatro (esencialmente determinado en la pasividad y en la conveniencia, dejando pasar -sin contraposición activa o responsable o ética o ya "de verdad" o "de corazón"- una u otra injusticia); sí, esos buenistas que sólo calientan la cama a los elogios y al "me trae cuenta", esos del imprescindible escenario especulado más siempre publicitado, de la imparable vanidad, de la inevitable máscara y, en mentira total, de lo mediático; sí, esos que únicamente piensan en ellos, en sí mismos, por sus egolatrías, por sus grandes y pequeñas mentiras rentables y por sus sinrazones impuestas -sin un ápice ni rastro de ética- pero, además, por sus juegos sucios moviendo o preparando influencias para tener poder o para recibir premios, por sus ligerezas bien montadas, por sus libros (que dicen que a miles son buenos, ¡ya!, ¡qué mal dejan a Cervantes con apenas uno!, ¿no será que toda imposición -claro, puesto que no permiten otra cosa- les conviene para aligerar negocio a costa del sufrimiento y de la dignidad de los demás), y también, por último, por sus grupos "de amiguismo o de poder" (pero ¿cuándo Darwin tuvo un grupo mediático-peloteísta para sustentar su razón en eso?; él, a lo que se dedicó es al... saber, y demostrando, ¡eso ya sí es, a total honradez, ética!).
Buenos, con esos montajes mafiosos y astucias, nunca lo son; pero, destructivamente -para los valores éticos y, objetivamente, alimentando los mecanismos de la injusticia- son capaces de parecerlos, jugando así con el mundo para sus exclusivos beneficios.