sábado, 8 de octubre de 2011

LA EDUCACIÓN

Con potenciar cualquier emocionalidad NO HAY UN EFECTO DE UNA MAYOR INTELIGENCIA, ¡nunca!, sino ÚNICAMENTEcon la adquisición y evaluación crítica y autocrítica de conocimientos. El arbitrio de afectos o emociones -por muy bonita que parezca la intención- conduce absolutamente siempre a la manipulación; pues ¿a quién hay que darle esos afectos? y ¿a qué o a quiénes no?, es decir, ¿qué regla universal
hay ahí para que sea imparcial y que no manipule?

Otro aspecto muy diferente -otra cosa- es la educación, la educación que recibe un niño -desde que nace- del... ENTORNO -del medio social-.

Hay que señalar que CONOCER -o adquirir conocimientos- no es exactamente lo mismo que EDUCACIÓN.

Por ejemplo: Un perro o cualquier animal conoce o va conociendo a través de toda su vida; en cambio, cuando se socializa o adquiere NORMAS de socialización, ya está condicionándose en voluntad y en cierta libertad a eso, es decir, está condicionando todos sus conocimientos a una normativa social (en donde debe imperar unos principios justos o lo más justos).


Así que no todo el conocer se elige, pero toda la educación sí se elige; y la elige: la familia, el pueblo, las instituciones, los medios comunicativos y el gobierno.
Entonces, se EDUCA ante todo racionalmente -haciendo comprender, no imponiendo- nunca invadiendo la independencia emocional y única de cada individuo; o sea, se educa no coartando -ni condicionando arbitrariamente- la libertad emocional (el sentir propio existencial, el sentir propio religioso, el sentir propio sexual, el sentir propio de espontaneidad o de carácter, el sentir propio de complicidad con la pareja o con los amigos, etc.).

Un padre cuando educa tiene que ser padre, no amigo, ni acostarse con su hijo emocionalmente; al igual, un maestro cuando educa tiene que ser maestro ante todo, no amigo, ni acostarse ni diseñar emociones íntimas con sus alumnos.

Las emociones en cada individuo son solo propiedad y únicas en ese individuo -es la diferente señal de identidad que tiene-; por otra parte, los conocimientos o las reglas que dan los maestros deben ser las mismas -por hacer una sociedad coherente bajo iguales reglas- para todos. Así es.