domingo, 13 de diciembre de 2009

La total diferencia que existe entre un artista y un informador es que, en el primero, predomina la imaginación y, en el segundo, la información de lo que ocurre o la búsqueda de lo objetivo.

Decir públicamente que un humorista es un agresor o ha hecho una agresión es algo grave en un estado de derecho. Pero lo que pasa es que, reaccionarios programas de televisión, únicamente se realizan desde un "ideológico conflicto interior" (el intentar forzosamente creerse ellos mismos, frente a la "inengañable" conciencia, sus propias mentiras) que siempre tienen y, así, sólo buscan para publicar todo lo relacionado con ese "conflicto interior". O sea, crean problemas donde nunca los hay: son creadores de problemas artificiales que, garantizando ellos también su solución, sacan buena rentabilidad por hacerse pasar por una protección de la sociedad.

Bien, no se puede desacreditar -o coaccionar- el humor en el mundo -que es sólo un arte, el más antiguo que practicó el ser humano (puesto que no se puede crear arte si ya tienes un total miedo a dioses o a tabúes o a normas creadas -que paraliza y resigna-, sino todo lo contrario "que es el sentirte creador y libre", incluso en burlarte de lo ridículo y de lo poderoso -teniendo en cuenta lo que es arte y lo que no lo es: arte en un ser vivo es lo conseguido por una "motivación estética de la existencia", donde impera la imaginación, que se suma a su motivación institiva de supervivencia-); sí, es humor sólo, siempre divertimiento, y nunca seriedad o un afrontar una objetividad porque ya algunos humoristas SUPUESTAMENTE pasen ciertos límites.
Desde eso, claro, si esos límites sobrepasados son morales -es decir, subjetivos- pues que cada uno -según su moral o ética- al momento no apruebe o no vea a esos programas, en efecto, del mismo modo que no debe aprobar o no ver cierto arte en ningún sitio o, por ejemplo, la pornografía que se emite en televisión -y más cuanto más moralista es un país- "de ellos" y en Internet; si esos supuestos límites sobrepasados, por otra parte, atentan contra leyes o son realmente delitos, pues únicamente serán juicios reglamentarios por las leyes los que deben dictaminarlos.

Por lo tanto, acusar públicamente que tal o cual persona es un agresor o ha hecho una agresión -que llevado a una mediación es siempre "un juicio paralelo"-, y antes de que lo dictamine un jucio legal, éso, sí que es un grave delito.


Nada es esencialmente o totalmente NEGATIVO (ni aun negativo). Porque... matar, mentir, sufrir, frivolizar, etc. FORMAN PARTE del ser que vive (con una inteligencia social en el caso del ser humano). Por ejemplo: Juan siempre matará como ser vivo a los otros que le sirven como alimento y por su salud "a los virus", Juan siempre mentirá acerca de "su intimidad más íntima" -al hablarla-, Juan siempre sufrirá una pérdida o cuando le hagan daño o cuando le ataquen "en sus puntos débiles", Juan siempre frivolizará cuando se encuentre en ese clima de "mal rollo" o de pesadez, etc.
Entonces, claro, todo tiene importancia, todo tiene "su lugar", el apropiado y el coherente, su contexto de eficaz utilidad, ése que se debe saber en civilidad con un "sentido común" o con un discernimiento.
Y, de tal forma, lo que no se puede justificar es "lo fuera de lugar", que está en contextos no adecuados, o sea, como matar a seres humanos por una convivencia o por civilidad, como mentir por procedimiento "intelectivo" o convivencial para una información pública o ya del conocimiento (base de lo que nos será todo, de la enseñanza, del progreso, etc.), como hacer sufrir gratuitamente o como frivolizar en lo que te corresponde siempre proceder con una rigurosa responsabilidad y crédito de confianza social (en cuanto que el rigor y lo frívolo, con "sus importancias", sin duda, corresponden siempre a contextos muy diferentes).

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