lunes, 18 de junio de 2012

LA ANÉCDOTA DEL CABESTRO GUIADO

Hace unos miles de años estaban todos los del pueblo, como esclavos, solo construyéndoles pirámides a cada faraón, a pleno servicio -servidumbre-, sin más, sin otro camino -eso era lo rentable y, así,  se les metía en las cabezas que era lo que únicamente servía-.
Entre ellos, había uno que escribía poesía, pintaba algo y tenía criterios propios; pero, con eso, todos los demás le reprochaban:

- "¿Para qué sirve la poesía o pintar, esas cosas tuyas, eso que haces que no es lo rentable?"

- "Pues para DEJAR DE SER una bestia de carga con el cabestro guiado. ¿Os parece poco? Para empezar a sentir y pensar por uno mismo dudando de lo establecido, para pensar también en valores justos y, luego, transmitirlos a todos para que organicen estos la sociedad y sus instituciones y todo de... otra manera."

Algunos se conmovieron y reflexionaron un poco, aunque una mayoría seguía insistiendo en el : "¿Para qué sirve eso?; lo rentable es lo rentable, el servir y producir, sí..., a lo borrico y nada más". ¡Viva el faraón!, ¡vivan el silencio y los elegidos de los dioses!

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