"Si Assange hubiera jugado el juego de los conglomerados de medios de información y se hubiera limitado a la denuncia de violaciones de derechos humanos cometidas por los gobiernos de China, de Rusia y otros países excluyendo a Estados Unidos y sus aliados, hoy no estaría donde está. Cuando WikiLeaks reveló miles de cables secretos entre el Departamento de Estado estadounidense y funcionarios de sus embajadas y consulados, la respuesta inmediata del gobierno de Obama fue la de emplear el poderoso estado y las corporaciones para aniquilar financiera, legal y políticamente a WikiLeaks y a su vocero Assange. Congelaron los fondos de WikiLeaks y la hundieron económicamente.
Sin embargo, no lograron la victoria política. Uno de los trofeos de esta batalla fue el soldado estadounidense Manning, acusado de haber entregado información a WikiLeaks. Fue detenido hace dos años y sometido a un régimen de detención que garantice su destrucción física y mental. Este joven de poco más de veinte años quiso ejercer su derecho como ciudadano de informar al pueblo de EE.UU. sobre las políticas que su gobierno mantiene secretas. Un delito según las autoridades y el aparato de "seguridad nacional".
Manning sigue preso, y sus perspectivas de subsistencia son mínimas en aislamiento y sufriendo maltratos según denunció su abogado. ¿Ese es el futuro que le espera a Assange de ser extraditado a EE.UU.? Ni él ni su abogado Michael Ratner tienen ninguna duda de que en EE.UU. será acusado de traición -como lo dijera la Secretaria de Estado Hillary Clinton (la misma Sra. que acostumbra hacer bromas sobre asesinatos cometidos por orden de EE.UU. en el Tercer Mundo).

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